Desconexión
Primero, dejamos atrás el ruido. Las notificaciones, las urgencias, las listas interminables de tareas… todo se queda fuera. Llegas a un lugar que no compite por tu atención, donde el silencio y la naturaleza se convierten en aliados. Aquí el tiempo parece ir más despacio. Aquí puedes parar, respirar hondo y empezar a escucharte. Sin distracciones, sin presiones, solo tú y el espacio para reconectar contigo mismo.